domingo, 27 de enero de 2008

De la inocencia...

¿Cuándo perdemos completamente nuestro vínculo primigenio con la inocencia?

Solía pensar que el momento justo era cuando nos dabamos cuenta que nuestras acciones podían lastimar a otros... ese instante en donde nos damos cuenta que nuestro actuar a lastimado ha alguien querido.

Ese potencial para lastimar a diestra y siniestra me llevó a pensar que la inocencia se perdía a través del mal...

Sin embargo, ese lado maligno nos es intrínseco. Tenemos que aceptarlo y seguir adelante tratando de encontrar equilibrio.

Hoy en día estoy convencido que la inocencia se pierde cuando nos damos cuenta que el cambio es imposible...

Enfrentar la posibilidad inminente de que hay cosas o situaciones que no cambiarán por más que lo deseemos, lo busquemos o lo intentemos realmente destruye el vínculo con aquello que nos hace creer que somos capaces de hacer cualquier cosa que nos propongamos en cualquier momento...

Ese es el verdadero fin de la inocencia... o por lo menos lo es para mí hoy en día.

2 comentarios:

Mait' dijo...

Pensar que el cambio es imposible no es el fin de la inocencia sino el fin de la fe.

María Gabriela dijo...

Yo creo que hay un cachito de inocencia que siempre se queda contigo. Basta buscarlo bien, tal vez está en los sueños, o en esos instantes en los que te sientes niño y te das permiso de disfrutar y de ver el mundo desde una perspectiva menos trágica y más maravillosa.