The Wrestler

Hacía mucho tiempo que una película no me conmovía. Esta lo consiguió.

Dejaré un lado la onda del luchador gringo en contra del luchador que personifica a un Ayatolá (tengo duda de que la palabra se escriba así en español... pero en fin, si no es el caso, corríganme).

Dejaré también a un lado la historia, la actuación, la película en sí... en pos de los que no la hayan visto y por el simple hecho de que no me interesa hacer una crítica o una reseña de la misma...

Me clavaré en el retrato de vida que Darren Aronofsky arroja al mundo con esta película.

Es la epítome del fracaso, de la caída, de la derrota.

Cualquiera que ha experimentado alguna de las situaciones anteriores (es decir, cualquiera) podrá identificarse con los estragos, la angustia, el dolor, el desenfreno y el resultado de una serie de eventos que hacen que una persona pase del éxito al fracaso súbitamente.

Se pierde la gloria en dos segundos y se padecen los estragos de dicha caida durante interminablemente y la vorágine de elementos que perpetúan la destructiva experiencia del fracaso y la derrota es abrumadora, asfixiante y dolorosamente realista en la película un delicioso reflejo de la dolorosa experiencia que es en la vida real.

No hay tapujos, la experiencia es brutal y encantadora.

En verdad sigo dándole vueltas a las imágenes, a las implicaciones del cast, a las actuaciones, al mensaje.

Véanla, disfrútenla, padézcanla... es impactante.