Hace algunos ayeres cuando todavía era un escolapio una maestra de psicología comentaba que una de las formas más sencillas para ver el estado mental de una persona bastaba con entrar a su recamara... el orden o desorden de la misma era un reflejo de la psique de las persona que habitaba dicho espacio.
No le creí... -mi espacio es sólo eso, un espacio- pensaba.
Siempre he tenido un serio problema con el orden, no nos llevamos del todo bien...
Había momentos en donde era más fácil dormir en el piso que encontrar un espacio vacío en la cama.
Había momentos en donde el piso tambien estaba lleno de cosas y de haber cabido en un cajón me hubiera metido a uno para dormir.
Habia momentos en donde no recordaba cual era la pila de la ropa sucia y cual la de la ropa limpia...
Había momentos en donde rompía cosas intentando ordenar y me encabronaba y botaba todo y me olvidaba del orden.
Había momentos de caos en donde podía tardar 1 hora buscando el libro que leía la noche anterior.
Había momentos de ocio abominable en donde comenzaba a ordenar todo en mi cabeza y me dormía pensando en lo bien que había quedado mi esquema mental de orden... cuando despertaba el plan maestro había escapado de mi mente y tenía que empezar de nuevo, acomodar todo en mi mente antes de empezar a actuar. En aquella estructura mental la idea era pasar de lo abstracto pensado a lo concreto actuado... no había otro modo de actuar, la cautela era necesaria.
Había momentos en donde la cautela era tal que todo permanecía en el mismo lugar durante meses... con excepción de la pila de ropa que crecía y luego desaparecía en las fauces de la lavadora (maldita, rompia playeras metaleras más rápido de lo que yo podía comprar otras para reemplazar a las caídas en el combate de la limpieza).
Había momentos en donde las pilas de libros y discos eran enormes y se caían en la madrugada; si me llegaron a espantar 2 o 3 veces.
No me agrada el orden... carajo, pero es tan práctico y conveniente.
Todo en su lugar... la monotonía que asegura la economía de movimiento y localización de cualquier objeto cuando tiene un lugar determinado.
No hay sorpresas, ni stress, ni búsquedas épicas...
En fin, después de una semana ahora todo tiene un lugar, me he rendido momentaneamente ante el orden... tengo cosas más importantes que hacer que buscar un libro o una pluma o un disco o una película.
Al fin, sucumbí ante el orden y ahora todo tiene un lugar.
A ver cuanto dura. A ver cuanto duro.
lunes, 10 de diciembre de 2007
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2 comentarios:
lástima que no tengas un Edgar que te ayude, porque el desmadre organizado es lo que aplico yo aun hoy dia en mi estudio de grabación
pero ahora cuento con una Patty que me ordena y cambia todo y hace mas difícil su busqueda ,ni pex...no te va a durar mucho solo sigue siendo tu.hebert
jajaja ancian, el desorden que describes es el pan de cada día en mi habitaci{on, asñi q disfrutare el desmadre en lo q me llega la etapa de orden (con la q comparto k, no me llevo nada bien) pero em consuela saber q en el mundo d las letras ni siquiera el cubiculo del profesor mas pulcro esta ordenado asi q parece q podre evitar el orden durante mucho mucho tiempo
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