Hoy B. terminó de leer Harry Potter, después de meses de lento avance por las hojas, por fin lo terminó... no quería pero lo hizo.
La entiendo, he dejado libros inconclusos por semanas y a veces hasta meses por la enorme nostalgia que me provoca pensar que la historia que me regaló tantas horas de compañía y ensueño está a punto de terminar.
Con Harry Potter no fue el caso, quería terminarlo antes de que algún cabrón me fuera a contar el final. Creo que hasta padecí el libro, tanta popularidad se tornó contraproducente... temía que chingos de personas fueran lo suficientemente ojetes como para arruinarle la experiencia a los que no lo habíamos terminado.
En otras ocasiones, en donde la historia que estoy leyendo no es tan popular me puedo dar el lujo de rezagar el final y la separación.
He sufrido muchos abandonos literarios...
Cuando terminé el Cuarteto de Alejandría quedó un gran vacío en mi interior, ya no habría más páginas sobre Justine, tendría que imaginarla, pensarla y releerla, pero ya no habrían más cosas nuevas que explorar... me convertiría en un rumiante procesando la misma historia una y otra vez.
Con Kay Scarpetta, personaje creado por Patricia Cornwell me pasará lo mismo... me faltan 3 libros en la colección y no he querido leerlos... el personaje me acompaño en un año de transición y desequilibrio y me dió muchas horas de entretenimiento... la extrañaré cuando decida despedirla y darle vuelta a la última hoja.
El Principito. Ese libro me lo regaló mi tío H. y me provocó un profundo vacío... no entendí el libro la primera vez que lo leí, pensé en la partida y no en lo que quedó de él en el aviador y en mí...
Ni que decir de Misha, el niño que contaba la historia del primer libro que leí, "Así Ocurrió", un regalo de mis padres que me marcó de por vida...
Roland de Gilead, el prototipo del vaquero, el matón, el héroe, el iluminado que salió de la mente de Stephen King y dió vida a la serie "The Dark Tower". Si, ya sé que van a decir que Stephen King es una mierda, bla bla bla bla... "The Dark Tower" le parte la madre a "The Lord of the Rings"... me cae de madre.
Creo que la despedida más dolorosa ha sido y por mucho la de Morpheus... personaje principal de "Sandman", que fue una reinterpretación de un inglés a un personaje gringo olvidado y abandonado en el universo de DC comics. Con Morpheus a.k.a. Dream, Sandman, etc. etc. etc. sigo padeciendo la pérdida...
En fin, las despedidas y los abandonos literarios son dolorosos... bueno, recuerdo que tambien cuando acabó la serie "The X Files" tuve un vacío durante algunas semanas, pero creo que eso fue porque el final fue un pinche DEUS EX MACHINA muy pitero que le partió la madre a la serie... en fin, esa es otra historia.
Siempre hay más historias que encontrar, siempre hay más personajes que nos llevarán a sus mundos para luego abandonarnos y partirnos la madre cuando llegamos a la última hoja...
Seguiremos descubriendo nuevos mundos y despidiéndonos de otros.
miércoles, 5 de diciembre de 2007
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4 comentarios:
Yo también sigo soñando a Justine. Ay.
Harry por que tenias que acabar!!!!
mi primer perdida literaria fue un libro muy viejo llamado el diario de daniel muy puberto pero siempre me que de con ganas de seguir leyendo, el principito fijo en mi las ganas de mirar las cosas con ojos nuevos y con Becker las ganas de escribir poesía...me regresaste a querer y desear con toda el alma revivir a Ana Frank y morir de pena al saber que fue de verdad... claro que estaba muy muy chavo , en fin Justine solo me dio un dolor de cabeza por leerla en una noche...jajaja
Sabes?? Las perdidas literarias no existen, uno de mis libros favoritos es el quijote, al llegar al final, bueno es muy triste (no lo cuento pa q lo lean) pero retomar el libro 6 meses después es una lectura totalmente diferente, me pasa lo mismo con Lovecraft y en sí con mis comics favoritos. Esa es la magia literaria, revivir las aventuras con ojos nuevos, darte cuenta que lo que hay entre lineas es más importante que lo que dice en sí, y que eso entre lineas cambia con cada nueva lectura con ojos frescos, nuevos, que alimenten el texto con nuestras experiencias.
La magia literaria es irremplazable, porque la materia imaginaria es infinita
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